A continuación, publico gracias a la traducción de una
colaboradora del blog, lo que ya se ha denominado como uno de los mejores
encuentros en términos contemporáneos con la gente pequeña. El relato apareció
en medios australianos y fue incluido en el último boletín de la Fairy
Investigation Socety de Enero. La mujer no quiso que su identidad fuera
revelada y se dirigió a un investigador australiano con este mensaje:
Hola Malcolm:
Me encontré con su blog a
través de otro y he pasado la última hora o algo así leyendo sus artículos. He
guardado su sitio en favoritos y volveré para seguir leyendo si el tiempo me lo
permite.
La razón por la que estoy escribiéndole es porque una o dos
veces, usted ha mencionado a los que creen en las hadas, gnomos, etc. y la
impresión que tuve fue: “Vaya como son de ilusas algunas personas”, estuve
pensando así la mayor parte de mi vida, me convertí en una de esas personas que
usted ha mencionado muy escéptica en la creencia en estos seres, sin embargo
cambié posteriormente de opinión, tal vez mi experiencia podría persuadir a
considerar avistamientos sobre “La gente pequeña” como eventos potencialmente
válidos, al igual que los (aunque suelen ser aún más poco frecuentes) avistamientos
de homínidos.
Ahora estoy en mis 60
años de edad. La experiencia que voy a relatar tuvo lugar en el sur de la Costa
de Oro, Queensland en 1984. Nuestra casa tenía menos de diez años de antigüedad
al igual que todas las otras viviendas de la zona. Cuando este acontecimiento
se llevó a cabo me divorcié y vivía en la casa con mis dos hijos pequeños. No
soy ni una consumidora de alcohol ni de drogas, nunca han sido parte de mi
vida. No tenía ningún interés en las hadas, duendes, gnomos, elfos o seres similares,
ni había estado leyendo acerca de ellos o veía nada sobre ellos en la
televisión, etc. Si alguien me hubiera preguntado si creía en "la gente
pequeña" sin vacilar habría contestado “no”.
En 1984 asistí a un
seminario en Nueva Zelanda, junto con varias docenas de otros australianos.
Recientemente desarrollé un miedo a los viajes en avión, aunque anteriormente
yo solía disfrutarlos. Un farmacéutico local, a quien yo conocía, me había dado
tres o cuatro tabletas para tomar una hora antes de la salida para tranquilizar
mis nervios. Tomé uno antes de nuestra salida de Nueva Zelanda. En
consecuencia, me dormí de NZ a Sydney donde hicimos transbordo de avión. Dormí
de Sydney a Brisbane y dormí a través de la unidad de Brisbane a la Costa de
Oro. El conductor quien es un colega mío, llevó mi maleta a mi casa. Mis hijos
estaban bajo el cuidado de un vecino. Yo iba a ir recogerlos a la mañana
siguiente. (Ella desea destacar que no se encontraba en lo absoluto cansada
cuando ocurrió el evento. Ella piensa que fue alrededor de las 20:30.)
Fue muy raro tener una noche para mí. Me sentía muy bien
descansada y relajada, me quedé con ganas de pasar unas cuantas horas leyendo o
viendo la televisión. En primer lugar, hice una taza de té. La televisión
estaba encendida. La puerta principal estaba abierta, mientras yo bebía el té
llevaba unas prendas de ropa a mi dormitorio y las colgué en el armario. Me di
cuenta de que la luz en la habitación estaba inusualmente brillante. Algo era
extraño en la atmósfera. No tuve tiempo para analizar la situación, me invadió
el cansancio y solo deseaba acostarme en la cama y dormir. Me recosté boca
arriba y me preocupaba que mis zapatos pudieran ensuciar la colcha. Miré hacia
abajo para asegurarme de que sólo los tacones de mis zapatos estaban sobre la
colcha. Y eso fue todo, debí de perder el conocimiento. Algún tiempo después
pude escuchar el sonido de varias voces, parecían sostener una conversación se decían
el uno al otro “date prisa, date prisa”. Me las arreglé para levantar la cabeza
y miré hacia abajo, había varias personas pequeñas. Ellas estaban tratando de
sacarme de la cama tirando de mis pies, intentaban arrastrarme hacia dentro del
armario, me colgué de la ropa y de ambas puertas del armario para evitar seguir
siendo arrastrada. Toda esta experiencia quedó grabada en mi memoria como si de
una cámara de vídeo se tratase y recuerdo perfectamente todo lo que vi y
escuché. Intenté después de esta experiencia poder descansar nuevamente, me
dije que tenía un montón de tiempo para seguir durmiendo porque ya todo estaba
bien, en cualquier caso, debí de haber perdido el conocimiento nuevo.
Lo siguiente que recuerdo es haber “despertado” encontrando a
varias personas que se reunieron a mi alrededor, no hablaron hasta donde yo
recuerdo, me encontraba acostada con la cabeza a los pies de la cama, así que
mis pies debían de haber estado a la cabecera de la cama. Tengo mi memoria muy
clara de cómo aparecieron las personas, había hombres y mujeres. No puedo
recordar cuántas, pero por lo menos seis, posiblemente más. Uno era un hombre,
era más grande que los demás y parecía ser su líder. Él estaba más cerca de mí.
Al principio se me quedó mirando fijamente a los ojos, algo sucedió en ese
momento, pero no lo puedo recordar.
Las criaturas lucían
como los gnomos típicos de libros de cuentos. Estaban demasiado abrigados, su
ropa era más acorde para un clima mucho más frío. Lo recuerdo todo con mucho
detalle, tenían la piel blanca y maltratada como si trabajaran mucho al aire
libre. Tenían fuertes huesos faciales, pómulos anchos, mandíbulas anchas,
barbilla y nariz prominente. Sus ojos y bocas eran alargados horizontalmente,
sus cuerpos eran muy robustos, con los pechos profundos, cinturas anchas y
hombros fuertes. No podía ver la mitad inferior demasiado bien. Más tarde me
percaté que los hombres no tenían barba o vello facial, y las mujeres llevaban
bufandas envueltas bajo sus barbillas.
Luego perdí la conciencia nuevamente. Al despertar yo me
encontraba en la misma posición con la cabeza a los pies de la cama y cerca del
armario, ellos aún se encontraban dentro de la habitación observándome, yo les devolví
la mirada, en ningún momento sentí temor, me percaté que los más jóvenes entre
ellos se encontraban nerviosos las mujeres en cambio parecían disfrutar de la situación.
Nuevamente intentaron trasladarme hacia el armario mientras susurraban entre
ellos “prisa, prisa”, cuando vi que estaban a punto de sacar mis piernas
completamente de la cama pude sentir como la adrenalina se apoderaba de mí,
grité y les di una patada, salté de la cama y me quedé en el centro de la habitación,
yo no sentía miedo, estaba enfadada con ellos.
Los observé y murmuraban entre sí parecían resignados, se
dirigieron hacia el armario y me quede observándolos por unos cuantos segundos,
luego me acerque hacia la puerta y salí corriendo de la habitación, en ese
momento sentí miedo y terror como nunca antes lo había sentido en toda mi vida,
cuando estos seres se marcharon perdí la tranquilidad, de alguna manera ellos
me tranquilizaron cuando todo sucedió.
Llamé a un colega y me aconsejó dormir fuera esa noche, me sentía
desesperada deseaba poder estar con alguien. No mucho tiempo después mi colega
vino por mí y me llevó a su casa sin embargo no conversó conmigo, no me
importaba yo estaba contenta de poder estar con alguien y lejos de casa. Cuando
llegamos me metí en la cama pero no lograba entrar en calor, estaba
completamente congelada, él puso muchas mantas sobre mi pero nada (ahora me di
cuenta de que me encontraba en estado shock).No permití que apagara las luces
de la habitación, luego me quede dormida, al despertar él me dijo que no
deseaba hablar de nada sobre lo sucedido anoche y no tocamos más ese tema pese
al hecho de que nos casamos el año siguiente, solo le pregunte cuánto tiempo
había transcurrido entre el momento en que me dejó (después de nuestro regreso
de Nueva Zelanda) y de recibir mi llamada telefónica para pedirle que viniera a
buscarme. Me pareció que toda la experiencia con la gente pequeña había sido
más que tal vez quince minutos o posiblemente menos.
Aproximadamente en el año 2004 intente presentar un
testimonio de mi experiencia. En estos últimos 20 años intenté buscar evidencia
de alguien que hubiera tenido alguna experiencia similar, por aquel entonces no
había internet por supuesto, solo encontré una mención en un libro de Jenny
Randles, quien dijo que el 7% de los “aliens” habrían sido descritos como
gnomos. Fue un alivio descubrir que no estaba sola en mi experiencia, aunque yo
no creo que las criaturas que había fueran alienígenas o extraterrestres.
Cuando tomé la decisión en 2004 para dejar constancia de mi experiencia en
alguna parte, yo no sabía a dónde dirigirme. Finalmente, elegí a una
organización que era un grupo de investigación OVNI en Queensland.
El grupo de investigación me dijo que no tenían testimonios
de otras personas que hubieran tenido experiencias con seres tipo “gnomo” sin
embargo compartirían mi testimonio en el próximo número de su revista. Yo
estuve de acuerdo solo pedí que mi identidad no fuese revelada. Ellos me
aseguraron de que no lo harían y dijeron que en aproximadamente en un mes mi
testimonio saldría en la revista.
Algunas semanas después el grupo de investigación se puso en
contacto conmigo, me dijeron que se encontraban sorprendidos por los últimos
acontecimientos sucedidos ya que una mujer de Melbourne los había contactado
asegurando que en su casa había criaturas tipo “gnomo” y que deseaba que
alguien le ayudara a deshacerse de ellos, pero ella aún no había leído la
revista ya que el ejemplar se demora varias semanas en llegar hasta el lugar
donde ella vive.
Eso los sorprendió mucho ya que cómo era posible que dos
mujeres que no habían tenido contacto la una con la otra estuvieran
experimentando fenómenos similares y que decidieran acudir al mismo centro de investigación
en busca de ayuda.
Le pregunté al grupo si podrían ayudarme a contactar con ella,
pero dijeron que no sería posible ya que ella al igual que yo había solicitado
que su identidad no fuese revelada por miedo a la exposición mediática y a ser
ridiculizada públicamente. Años más tarde mi experiencia fue publicada en foros
de internet en donde se originaron diversos debates y conocí al grupo ELFEN
aseguraron ser una organización con experiencia en el estudio de gnomos, duendes,
hadas etc. así que decidí acercarme a ellos y recibí una respuesta por parte de
un hombre que se hacía llamar “Profesor B” me comentó que recientemente estuvo
en la Patagonia investigando experiencias con “gnomos” ahí, me explicó la
diferencia entre los “gnomos” y otro tipo de entidades como los fantasmas la
diferencia entre ellos es que los fantasmas sienten apego hacia un lugar
determinado y los gnomos hacia alguien determinado. Me comentó que mi
experiencia debía de considerarla un privilegio. Más tarde, me enteré sobre el
síndrome de Charles Bonnet quienes lo padecen aseguran haber tenido
experiencias con gnomos, hadas, duendes y elfos.
Leí sobre el hospital universitario en Manchester, en el
Reino Unido, el cual investigó este síndrome. Los médicos aseguraban que estas
personas estaban aparentemente sanas que no padecían trastornos mentales
“aparentemente” ni demencia senil, muchos de ellos tuvieron en su juventud
profesiones de gran responsabilidad como maestros, médicos, enfermeras, policías
y abogados, etc. Muchos de ellos habían asegurado ver duendes, gnomos y hadas. También
se encontraban personas jóvenes entre ellos y todos compartían un mismo patrón
médico el repentino deterioro de su vista.
Se dice que vemos solamente 0,2% de todo aquello que realmente
existe a nuestro alrededor. También se sabe que los perros y gatos son más conscientes
de lo que sucede en nuestro entorno a diferencia de nosotros. Estoy contenta de
haber leído acerca de la investigación sobre el síndrome de Charles Bonnet
realizado por el hospital universitario de Manchester, porque cuando me dispuse
a buscar en línea, no lo pude encontrar. Soy consciente de lo ridícula que mi
experiencia sonará para usted. Mi hija años después me reveló que también había
tenido experiencias en casa con los gnomos. Le pregunté que por qué no me había
dicho nada en todos estos años y ella me respondió que pensaba que jamás le creería.
Me duele admitirlo, pero ella estaba en lo cierto.
De todos modos, esto es todo, lamento haberme extendido
tanto. Me disculpo. Es muy posible que yo o mi hija pudiésemos recordar más sometiéndonos
a una terapia de hipnosis, pero para ser franca yo ya no deseo indagar más en
todo esto. No creo que estas entidades fuesen benévolas, sus voces y
expresiones no eran amables, además considero su forma de acercarse a mí una
invasión y un ataque. Antes de terminar leí un testimonio que me impacto. Le
sucedió a una persona de América del Sur. Dos mujeres caminaban por un sendero
cubierto por arbustos, una de las mujeres vio una entidad tipo “gnomo” y sufrió
un shock y tuvo que ser llevada a un hospital en ambulancia. El proyecto ELFEN
asegura que este tipo de experiencias se han registrado en todo el mundo
incluso en Hawaii. Yo al ser del Reino Unido pensaba que estas entidades eran
una reminiscencia de nuestra raza, pero me equivoqué, por lo que leí incluso
los Nativos Americanos eran conscientes de su existencia, les advertían a sus
hijos que no se involucraran con estos seres por temor a que les arruinaran sus
cosechas y también les dejaban regalos para confraternizar con ellos. A pesar
de que muchos me consideran “privilegiada” por la experiencia que viví yo no lo
siento así. Solo deseo que nada de esto hubiera sucedido. Así que esta es la
historia. Claramente no tiene nada que ver con el síndrome de Charles Bonnet.
El director del blog concluye con estas palabras:
A medida que continuaba la lectura, se hizo más y más
difícil de atribuir esta experiencia a una pesadilla, o alguna otra alteración
del sueño. Me pregunto si los residentes posteriores de la casa experimentaron
alguna clase de experiencia como ella. También me pregunto cuántas otras
historias extrañas están ahí afuera y que las personas no están dispuestas a
compartir por miedo al ridículo.
Ver el original aquí
Para más información sobre el interesantísimo ELFEN Project ver aquí una antigua entrada del blog dedicada a él.
Muy interesante caso, para mi uno de los mas inquietantes e impresionantes de una persona que trata de darle explicación a lo que le ocurrió.
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