Hay
un montón de cosas extrañas que siguen sin respuesta. Al igual que lo que
ocurrió en Carolina del Norte en 1976, Bonnie de ocho años de edad fue recogido
por su madre al terminar la escuela y se fue a jugar entre los tallos de maíz
secos que estaban situados al lado de su casa, mientras ella cosechaba los
guisantes de su jardín a las 5 de la tarde, entró Bonnie corriendo con
entusiasmo diciéndole que fuera a echar un vistazo, ya que acababa de ver un
pequeño hombre el cual "no es mucho más grande que una botella de
Coca-Cola".
Ella
se encontraba ocupada con lo cual le dijo que en cuanto tuviera un tiempo libre
iría a ver, Bonnie se marchó, al tiempo después regreso diciendo que había
encontrado las huellas de este hombrecillo, la familia comenzó a reírse de él y
la única forma que su madre encontró de calmarlo fue prometiéndole que ella
misma iría a buscar al hombrecillo.
Al
día siguiente ella fue como lo prometió y encontró efectivamente unas huellas minúsculas.
Este acontecimiento fue recogido por el periódico local “The Daily Record”, las
huellas se habían convertido en una curiosidad local. Al llegar al campo de
maíz, se podía ver a media docena de personas que buscaban a los hombrecillos.
Lograron los curiosos encontrar 14 huellas, de unas medidas de unos 5,7 cm por 2,5 cm , que es una proporción similar a los zapatos humanos y es el
equivalente de una persona de 38 centímetros de alto.
Eran
definitivamente huellas de botas, con marcas de tacos definidos (ver foto
abajo).
Fotos de las huellas, tomadas por Fred Bost |
En
la misma ciudad dos semanas más tarde Shirley Ann McCrimmon, llegaba a su
domicilio poco antes del amanecer después de una fiesta la cual duró toda la
noche.
Metiendo
la mano en la puerta, encendió el interruptor de la luz y justo en ese momento,
oyó algo así como a un animal que se movía fuera de casa, ella miró y vio a un
pequeño hombre el cual estaba mirándola. Llevaba una prenda muy fina, o bien
estaba desnudo, con una piel de color marrón claro.
En
cualquier caso, no tenía sombrero, pero llevaba botas. Ella comenzó a gritar
muy fuertemente y en ese instante el hombrecillo huyo rápidamente de ahí.
Shirley luego corrió a la casa de al lado y despertó a su madre, la cual la
acusó de estar borracha. Por lo tanto, se fue a la casa de la señora Corinne
Smith, los consejos de la señora Smith era que no dijera nada a la policía, o
de lo contrario sería llevada al "manicomio". Sin embargo, Shirley
estaba demasiado alterada y decidió ir a la casa de su tía por la carretera, llamó
a la policía.
Cuando el oficial George Robinson llegó, ella
le mostró una pequeña huella, en el momento en que Fred Brost (periodista
local) llegó, el policía se había ido y la huella había sido borrada.
De
todos modos, el Oficial Robinson más tarde regresó y le dijo que sin duda había
visto una huella. Además, Brest fue capaz de descubrir otra la cual era una
impresión no tan clara como las anteriores y sin tacos, pero tenía el mismo
tamaño.
Con
los informes de este tipo, por lo general hay una explicación que es obvia y
sencilla ¡sé realista! ¿Cómo se puede tomar en serio un cuento tan salvaje de
un niño pequeño? Sin embargo, al realizar un examen más minucioso, una
explicación tan ordenada comienza a desmoronarse. Es cierto que los niños
pequeños pueden compensar algunas historias imaginativas. Pero lo que no pueden
hacer es mantener una falsa alarma. Al ser cuestionado por sus padres, un
periodista y finalmente por un entrevistador de televisión, el ya tendría que
haberse derrumbado. Además, sus reacciones iniciales, sus repetidas lágrimas
cuando nadie creía en su historia es una prueba más de que era sincero.
En
cuanto a la señorita McCrimmon, si ella había estado de fiesta toda la noche,
entonces muy probablemente se encontraba muy ebria. Sin embargo, ella tendría
que haber estado muy, muy borracha como para tener alucinaciones. No hay manera
en la cual una vecina, una tía, un policía y un periodista no hubieran podido
percatarse de ello.
Cabe
destacar que ninguno de los testigos que forman parte de esta historia utilizó jamás
la palabra hada para referirse a ese ser al cual presenciaron.
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